La desconfianza del mercado en el programa económico del la dupla Milei-Caputo se manifiesta en el dólar oficial, que este jueves supera los $1.375 oficial en el Banco Nación, acercándose al techo de la banda cambiaria fijada por el Gobierno.
A pesar de la apuesta oficial por colocar deuda en pesos con tasas del 65% anual, la demanda de divisas no cede y las expectativas de devaluación se acelera. La situación genera un escenario complejo, donde la efectividad de las medidas gubernamentales para contener el tipo de cambio parece estar en jaque.
Devaluación en marcha: ¿la estrategia oficial en jaque?
La escalada del dólar se da en un contexto de creciente incertidumbre, con operadores e inversores preguntándose qué pasará con el precio de la divisa después de las elecciones de octubre.
Aunque el Gobierno intentó frenar la demanda con un fuerte aumento de las tasas de interés y una marcada intervención en los mercados de bonos y de dólar futuro, los resultados están lejos de ser los esperados.
El Banco Central, incluso, se encuentra «vendido» en futuros por unos 4.800 millones de dólares, una cifra alarmante que supera ampliamente la posición de junio.
El gran problema de fondo que enfrentan Milei y Caputo para revertir las expectativas de devaluación es la crítica escasez de reservas internacionales y la falta de una estrategia clara para acumular nuevos dólares.
Si bien se anunciaron con bombos y platillos ingresos de fondos, como los 300 millones del Banco Mundial o los 2.000 millones del FMI, estos montos no parecen ser suficientes para compensar la constante fuga de divisas.
¿Qué implicancias tiene esto para el laburante?
Para el trabajador de a pie, esta escalada del dólar tiene un impacto directo y severo. Cada suba de la divisa se traduce en un golpe a la capacidad de compra del salario, ya que los precios de los productos y servicios se ajustan al alza.
La incertidumbre sobre el valor del peso y la dificultad para prever los costos a corto y mediano plazo generan una presión adicional sobre la economía familiar, haciendo que cada día sea más difícil llegar a fin de mes y planificar un futuro con cierta estabilidad.
